sábado, 14 de diciembre de 2013

No pido mucho

sabés
Una gota de rocío de tus manos que danzan

Abrir todo
como los brazos del bosque
Desintegrarme en el horizonte

para ir a saludarte
cada vez que salís a la vereda.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

(Tu sonrisa se me ha clavado
como la imposible espina
de un lirio)

Dame tu lengua
que me lacera
tibiamente.

Caigo en tus piernas
como caigo en los nudos
que entrelaza el perdón.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Salada


El cuerpo que baila
se sala
se quiebran los labios
rojos, rotos
se abre la carne
se arde viva.
La espuma del mar
es caricia
ante tanta sal.

Sangra la piel
y se asfixia
se contrae violentamente.
La sal que cura
es la que quema
y hace gritar.

martes, 1 de octubre de 2013

Mirar hacia adelante.
Esperando que el sol salga
sabiendo que lo hará.

Buscar en las grietas de las manos
las raíces de las plantas
que te habitan.

Y si el pecho se estruja
escribir hasta alisarlo
y dejarlo volar en el torbellino.

Porque la libertad es persistente
es de piedras y río.
Es camino.

Y no morirá quien insiste
con todas sus fuerzas
en ser nube del cielo.

No morirá quien entienda
de marcas y heridas
y de sed y destino.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Soy tan chiquita
en toda esta soledad.

No veo luz.
No veo amor.
No veo fuerza
ni apertura.

Soy tan chiquita...
no veo la puerta
que me trajo hasta aquí.

No veo mis pies
Ni mis manos.

Soy tan chiquita
en toda esta oscuridad.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Quiero romper
el chaleco de fuerza
 de mi alma

estoy viva
estoy entera
tengo mucho dentro

pero lo que en verdad llevo
lo que anhelo multiplicar en mí
es el tiempo.

Ya no será condena
ya no será un apremio
el tiempo se hace mi aliado
es mi amante
y mi cielo.

Ya no corro en su contra,
ni me persigue,
me muevo cadenciosa
 junto a él.

El tiempo es mi respuesta
es el sol de cada mañana
en mis muslos;
Es mi diadema.

El tiempo será mi pan
y será mi piel.
Será, en la última página
el final de la sentencia.


sábado, 14 de septiembre de 2013

En la curva de tu sonrisa
más profunda
me abrazaste.

Tenías la mirada más cargada de todas
llena de universos que se enlazaban
de historias y músicas antiguas.

Bailabas distraída
del mundo y sus miserias
Sólo seguías tu cuerpo.

Y allí, en ese movimiento
iluminabas todo lo hermoso
que existe.

No me acuerdo cómo era la vida
antes de tu sonrisa
cuál era la felicidad, o la tristeza.

Sólo sé que necesito
que ella prosiga
y  haga estallar todo
hasta que me muera.

Porque quizá no haya amor más grande
O esperanza más fuerte
que la que sostenés entre tus manos.

Y no habrá jamás
agradecimiento que alcance.
Sólo batallar bailando
disfrutar hasta sangrar
y reír...
con vos.



viernes, 13 de septiembre de 2013

Si no es el olor del tabaco
o tu manera de hablar,
es la forma en la que tu cuerpo
se abre
y en la que todo se detiene
cuando sonreís.

El punto es que
siempre te estoy extrañando.

Acá y allá y en todos los mundos
que dibujás con tus palabras,
con tus colores.

Es la extraña razón por la cual
todo encaja.
Y vale la pena mil veces más
soñar, bailar, llorar,
si es tu brillo el que salta allí
 furiosamente.

(A veces raspás mis rodillas y se llenan de sangre
pero sangre solo tiene aquello que está vivo,
y lo decís mordiéndote los labios
hasta deshacerlos)

El punto es que te llevo conmigo
en la piel y en el camino.
Te siento en cada centímetro
de tiempo y de destino.

Pero algo llevás del mar
esa inmensa sábana
intrigante y eterna
que me invita a nadar.




La palabra espera.
Su magia encapsulada titila desde las farolas del parque.

Aguarda.
Se oculta en el vuelo de una falda.
En un vaso de plástico con olor a café amargo.
En los stíckers de las paradas de colectivo.

La palabra sabe cuándo.
Siempre conoce el momento justo
para romper tu ropa y agujerearte entero.

Y así como ella mantiene el ritual
de tiempo y paciencia
de instante congelado,

Así nosotros.
Así vos, esperando la gota de claridad.
Así él, esperando la nube y la marea.
Así ella, que fuma en silencio.

Así yo, espero.

(Dios le propone espera
a la que muere en ansiedad)

También seré relato.


viernes, 30 de agosto de 2013



El hambre te ruge
justo abajo del nudo
en el pecho.
Te preguntás
una y mil veces
por qué
el miedo
y el encierro
y el dolor
y el odio
por qué.
Todo se nubla cuando pasás
y tu propio cuerpo no te deja
disfrutarte.
Por qué, carajo
por qué.
Para qué sirve
qué hay que aprender
qué me falta limpiar
qué tengo que pagar
cuál es la lección
dónde está la verdad
la luz al final del túnel
la calma después de la tormenta
el fondo más oscuro que hay que tocar
y todas esas mentiras que uno necesita
para seguir.
Y seguir.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Ya no quiero buscarte
pero el deseo me come
me va desgarrando
en dulces jirones.
Me hago éxtasis
y me corto mil veces.

No quiero perseguirte
clavarme tu lengua en el cuerpo
sangrar el beso salvaje
y la caricia huracanada
de tu piel impredecible.

Me nacen desde el pecho
un coro de olas que buscan
estrellarse en tus caderas
en tus piernas largas
en tu gemido más ronco.

Todo este deseo me ata
me golpea
y me escupe en la cara
el cuento donde ya no importa
esta ansia oscura
y triste
de tenerte.

Estás lejos y yo
desando la distancia entre
nuestras manos
eludiendo torpemente las flechas
el fuego,
y los vientos de tus ojos.

Estás lejos y todo
me aleja más
Aún cuando me resisto
y lucho
y vuelvo.

Pero ya no quiero desearte así
luna de mi dolor,
necesito que la noche
y su sensual daga
terminen.


Camino
los árboles recortan el trayecto

Alguien corre.
Los rapados se entrenan con palos
y todo miran.

Busco el bosque
pensé la muerte en el asfalto
y pensé en el vientre de la arboleda.

Estoy respirando.
Me recuesto y quiero ser
tan árbol como el resto.
Ellos también tienen número.


(Abrazáme)

sábado, 24 de agosto de 2013

Love is like a sin my love / for the ones that feels it the most.


La curva de tu cuerpo
es una venda
y una mordaza.

Me asfixio bebiéndote.
Me queman los labios
tus pliegues
tus dobleces.

Estoy envuelta en un vendaje carmesí
de abrazos que se caen.
El adiós sangra más en el cuerpo
que en el alma.

viernes, 9 de agosto de 2013

Paciencia
Templanza
Calma

Mi cuerpo dispuesto
a la caricia del viento
al abrazo del sol
a la lengua del mar.

Pero un poco más de tiempo
es preciso

y el mantra resurge:
Paciencia
Templanza
Calma.

Te besaré, amor mío
como nunca
Y te amaré, vida mía
con una intensidad
nueva
distinta
poderosa.

Abriré los ojos
a la conciencia más plena
y hermosa.

Pero vuelve a mí
el ahora.

Paciencia
Templanza
Calma...

jueves, 8 de agosto de 2013

El gigante oscuro

A vos, que me estás mirando
Yo que estoy en un sitio
y vos caminando.
A vos que me estás mirando.

A vos, que me diste la mano
tu mano de rosa y espinas
Que pinchó y desangró mis labios
A vos, que me diste la mano.

Te extraño
Y la pena es tan grande
y la vida es toda río
Y siento que te necesito
porque siempre fuiste mi barco.

Pero tu rayo y tu deseo
Partieron al medio mis miedos
dejando miedos nuevos
más atroces y verdaderos.

No es lo mismo
no tenés razón
No hiciste más que abrirme
y herirme.

Y te extraño.
Y el miedo es una piedra en mi estómago
y el miedo es una lanza que me traspasa
y el miedo es una luz que se evapora
cuando abro los ojos, cuando abro la boca.

Y no hay exorcismos ni recetas
ni dietas ni religiones
Ni amores ni sueños ni ideas ni tiempos.

El miedo es ese instante donde todo
culmina
Y el miedo es esa montaña
que no es cúspide de nada.

Pero quiero subirla
y clavar mi bandera
con los ojos mojados de dolor
y con moretones en mi cuerpo.
Quiero conquistar esa cúspide
esa nada absurda
y siniestra.

Y regalarle mi rostro al sol.
No es simplemente olvidar
la presión en el estómago

el instante de pánico
sumergido en silencio
en una habitación vacía.

la sensación urgente
de estar en el lugar equivocado
o sentir que todos, al final, lo son.

No es simplemente cerrar
los ojos
y matar el dolor.

Planear futuros mejores
fabricar esperanzadas calmas.
Diagramar mundos
de hábitos dulces y sanos
seguros mundos, esterilizados.

Quizá sea
descender al oscuro centro
del miedo y la muerte,
protegido por el escudo
de la necesidad
del último recurso
del hilo más fino que queda
de vida.

Y lo que encuentre
será la verdad
y será el fin.

domingo, 28 de julio de 2013

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Dentro de la coreografía de los días
existen pálidas grietas.

La inmensa alegría del café caliente
luego del frío que resquebraja
las manos y el alma.

O el mate, que concede el rincón
donde abrazar las tristezas
con un hechizo de palo verde.

Y si los fósforos son celestes
reiremos,
con la risa tímida y cansada de lo cotidiano
que en su pequeñez,

es la tregua
la dulce caricia de paz
para un cuerpo hecho de guerra.


Blanca sobre gris.



I -

Calle Antártida Argentina y callecita interna del barrio Rosendo López.
Un tipo fuma en la puerta del monoblock.
El frío pasa y le cuenta sus días.


II -

Los perros vienen a indagar
con sus ñatas que todo lo saben
ladrando curioso y mirando seco.


III -

Bahía Blanca tiene gusto a cápsula de tiempo
a burbuja atemporal
donde todo se junta
viene
y se va.

sábado, 20 de julio de 2013

La casa de mis padres
construcción aún imaginaria en Sierra de la Ventana,
es un vasto paraíso de íntimo sol.

Mi madre, que nunca cocinó
nos prepara torreones de chocolate
frutos rojos, abrillantados confites
y ríos de café con té de hierbas.

Mi padre, transformado en abuelo
saluda simpático montado en bicicleta
con el canasto lleno de verdura y el diario.
Planta jacarandaes en los rincones de la tierra.

La casa de mis padres en Sierra de la Ventana
piedra sólo narrada de deleites del tiempo
se alza ante nosotros con la alegría de la montaña.

Solo la palabra
la música de las plantas
el viento susurrando y quemando nuestros pómulos
conocen el anhelo y la esperanza
el brillo en los ojos
de los sueños más tiernos
de los deseos más ardientes.

Por eso, este nido de calor e historias
se parece a una biblioteca
a un río caudaloso
a la vibración en las cuerdas de un violoncello.

viernes, 12 de julio de 2013

Enredadera te llaman
(El tiempo se ramifica)

 Así es tu manera de crecer, enredando. Cualquier superficie que tocas la enredas, la brotas de verdes y rincones, y así creces. Más y más.
Te perdí una noche azul y espesa de parafernalias y letras. Todo susurraba a nuestro alrededor mientras bailábamos, a la vez despojados y envueltos en nuestros cuerpos.

Todos tienen algo adentro. Un acto, aunque sea oscuramente ataviado, de genialidad.
¿Cuándo vendrá mi turno en esta sucesión de fotos?
¿Cuándo inyectaré mi luz y esparciré sombras?

Enredadera, ahí estás.
 Acechante.

El usuario de tus pensamientos
si bien se incluye en tu acción
no está netamente ligado a ella

Y en esta frase, ella
es una bomba con curvas
con feroces tedios sobre tu cuerpo
batallando en tus tímpanos.


I

Colonos sociales sumados sumidos.
Sur redondo, orquestado, oscuro;
opacidad deslumbrante espera a acudir
raudamente entre ellos,
sin nosotros.

II

Ejercicios sonzos simples, sinuosos.
Solo oyes sutiles sonidos. Sabes sumarlos
sin necesitarlos.
Siempre estará allí, inmóvil, lustroso.

III

Habla, ánimo! Oyes solo olas.
Sabés? Soledad, difícil lugar,
rompe especialmente estos sitios.
Supiste encontrar amor, ríos, sol ;
Luna, ayuda, arroz, zamba, anís.
Seguirás siendo orgullo, oh hija amiga;
alas sin norte.

martes, 9 de julio de 2013

La noche se cierra oscura
sobre los ojos de la ciudad
insomne.
Cae una lluvia
Te busco y no hay más que charcos.
El pasado viene a saludar
con su abrazo de espinas.
¿Te sientes sola hoy? Pregunta.
Ya no me siento más.


Un día el miedo me cerró el pecho.
Me sentí preñada de muerte, de lento tormento.
Tomé mi entereza y la destruí por completo
dejando fragmentos
dejando silencios.

Buscaba el vómito de mi mente.
Trataba de hacerme roble en el contratiempo.
Corrí por medio mundo para volver a mí
doble raíz de atroz fruto
en un solo bulbo, la culpa y el indulto
comiéndose entre sí en triste pasatiempo.

Pero algo había que impedía
suicidarme en un verso.
Entre el vapor y el hermetismo de la noche
En la brillantina de la inconsciencia
llegaron como un puñal de flores
tus deseos.

Iré a tu encuentro
una vez más
como hago todo el tiempo, enajenadamente.
Iré hacia vos y será ver crecer
los pastizales del campo violeta
donde el viento seduce a la lluvia.
Iré y me fundiré en un solo movimiento
con tus ardientes ganas de explotar
de ser un espiral eterno
de música abrasadora.

Es mi patria
mi hogar
mi abrazo conmigo misma
en tu piel.




lunes, 24 de junio de 2013



Comí de tu sal y me dormí entre tus cejas.
Pero esta dulce trena a la que reduces el mundo
se me hace asfixia de amor y falta de rumbo.

Nací para estrellarme en los vidrios
urdida en vuelos huracanados.

Cuando sentí que algo se gestaba en mí
No pude describirlo,
no lo conté. Sólo lo parí.

Me di cuenta tarde que sólo valdría
en la cálida marea del papel
en la calma del verso
en la estática de sí.

Las palabras se encierran
en cárceles púrpuras de necesidad.
Una vez allí, rompen las cadenas
en busca de otras prisiones.

Son eternas fugitivas.






Si tu pierna me choca cuando dormimos
si tu pelo cae suavemente en mi frente
si buscamos ambos un beso distraído
si reímos a la par, y lo hacemos
por la misma insulsa razón
en ese momento
te amo.
te necesito.
me desespero.

Más tarde, nos retaremos a duelo.

Caeremos en una estocada perfecta.

Justo cuando quise
explicarme
olvidé que sólo soy
un pedazo de mí
escribiendo letras sucias
en hojas pálidas.

Pero esto no quiere decir que no sepa quién soy, que no pueda definirme dando un yo, un lugar, un ahí.

Puedo nombrar
todas las cosas que me gustan
las que me caen mal
las que hallo inservibles o intolerables
las que son un enigma conteniendo otros tantos enigmas
aquellas que son como un espiralado mar
sin forma y sin tiempo que consume todo
las pasiones y las rutinas

(A veces giro indefinidamente y mis náuseas preguntan cuando parará la estampida que no me deja cruzar hacia el otro lado)

Pero aún así yo sé que algo soy
me miro y veo piel y huesos y carnes que cuelgan de múltiples formas además puedo moverme con cierta soltura
 y todavía pensar con algo de lucidez y preguntarme si ese conjunto de hechos califican para definirme,
para sentirme perteneciente a un relato
que hechice a aquellos que me observan
que le de a mi existencia carácter existente.

Aquello que nos narra
es lo único que persiste.


jueves, 20 de junio de 2013



La cabeza me estalla.
Hace días siento una presión en la boca del estómago.
Será el tabaco.
O los kilos y kilos de fideos que trago sin pensar.
Será el insomnio y las largas lecturas obligatorias, aburridas y monótonas.
Será tu presencia
a pocos metros de mí
que trae consigo huracanadas mareas.

Mis hombros sienten el peso de varios cuerpos
Como si cargaran con tu voz
y su estructura sonora.
Con los otros
y sus afilados ojos.
Con todos aquellos que atestiguaron el momento
Cuando la cálida y blanda cinta
que envolvía nuestras almas
se pulverizó en un dulce acorde.

Luego vinieron las distancias
las hirientes palabras
el odio a escupitajos, los llantos, los silencios sepulcrales.

Luego vino tu imagen
en miles de imágenes
en cada melodía, doblando las esquinas
en cualquier atisbo de alegría
que buscara mostrarse tímidamente en algún sitio.

Luego vino el exorcismo
la apelación a los dioses, a los amores pasajeros
a las religiones de palabras y desahogos
a las fabricadas calmas en base a
saturarse
naufragar
dejarse tomar por el suave veneno
de lo trivial.


No te llevo conmigo como se lleva una cicatriz
o un tatuaje
o un listón en el pelo, ligero y sedoso.

Te llevo impregnado
como el olor a encierro
como una pintura maldita
que no desaparece
ni destruyendo la pared.

Como los órganos, dentro del cuerpo
como la piel
como la voz.
Como una insoportable paranoia,
como el recuerdo de un instante de cielo, de salvación eterna
en el solitario y atroz infierno del pensamiento.




domingo, 9 de junio de 2013


Guardo en mi mente
tu caminar de duende
y el sonido de tus palabras
en mis ojos.

A lo lejos escucho un piano
alguien llora.

Cinco breves segundos
detenidos en el tiempo y espacio
La música de tus pasos
brota viajando en
esas desconocidas lágrimas.

domingo, 2 de junio de 2013

Tal vez así
entre ojo y ojo
entre tacto y tacto
me convenzas de lo quizá real
dentro de mí.

Estás ahí
profunda y sonriente
perdida en un mar de empapelados

y yo estoy
como un envase vacío
deseando que lo llenes de luz.

Quisiera ser también
el lunar oscuro en tu cadera
el motivo por el cuál no esperar
nunca más nada.

Ayúdame a no desear
obsesivamente algo
incluso a vos.


Antolagnia: excitación erótica y logro del orgasmo por oler flores.

El placer en la vista
en el tacto
en el aroma.

¿Puedes amar algo tan vivo y aún tan inmóvil y ausente?
En la ternura, en la calidez,
en la oscuridad de la noche.

Despojado del color
del olor
incluso de lo extremo en su sabor

¿Puedes amarlo en lo mecánico
en lo inconsciente
en lo efímero de sí?

Hay algo gestándose en mí últimamente y no puedo explicarlo. Es una mezcla inmensa y extremadamente pasional entre un pasado que acecha y un futuro que atemoriza. Digo gestar porque no hay otro adjetivo para describir la sensación que pesa en mi vientre. 
Estos días pasados han sido túneles laberínticos de sentimientos extremos. Ambos costados de la moneda me han aterrorizado de igual manera. 
No me hallo en ningún lado. 
No existo en totalidad, en ningún sitio.
Las situaciones se presentan como desencadenadas tomas en una película sin trama.
Ya no reconozco a mi propia mente en funcionamiento. Es un ramal de voces yuxtapuestas que pelean por la tajada suprema: la aceptación por parte de mi bombardeado consciente. La entera predisposición a sus demandas, como una fuerza incontenible tomándome. 
Finalmente, cuando el discurso ganador pasa a la acción, cae la máscara de las persecuciones y me veo nuevamente sola, parada en el charco que se forma en el baño. Estoy mirándome al espejo como se mira a un cartel en otra lengua. 
No puedo desencriptarme. 
A mi alrededor encuentro la danza perfecta entre maravilla y mentira.
Todo parece salido de una extraordinaria novela. Lo espantoso surge cuando descubro que las novelas no son más que hermosas y atroces falacias. 
Intento desesperadamente permanecer en un libro, regir mi vida por las letras que construyo, donde somos uno el juego de la vida y yo; donde puedo deconstruir y transformar lo que veo, convirtiéndolo en un puente. 
Pero las treguas poco duran y el hechizo de la inmunidad se rompe fácilmente.
Caigo desnuda e inválida en un universo donde no encuentro las formas para expresar qué sucede.
Tampoco logro entenderlo, no son siquiera imágenes coherentes.
Paso de una completa burbuja literaria, donde dibujo frases en las paredes
a un lumínico grito estridente
en un mediodía sin calidez;
a una huida inmóvil.
Las señales espirituales se vuelven difusas, me encuentro a oscuras en una habitación llena de magias.
Pero ninguna de ellas promete amaneceres.
Las esperanzas resisten ahogándose en un tanque solitario, en el medio de un campo.

Mi sostén único es esta tristeza
 estas líneas que expulso a duras penas
y las marcas que mi cuerpo verbaliza.
Es el instinto
o la desesperación
o el movimiento mecánico e inútil de un electrodoméstico.

Pero es
allí
aún, donde todo lo demás caduca. 




viernes, 31 de mayo de 2013

Escribo para no caer
escribo para no caer
para no encapsular los ojos y la conciencia,
para liberarme de la hipnósis del desgano,
romper las cadenas del vacío
 y las solitarias escenas de trivialidad.
Escribo para no cerrarme
escribo para no cerrarme.
Todo mi ser sensible al exterior
como una pelusa entre huracanes
hamacándose violenta en el grito agudo
resguardada en fortalezas
hechas de papel mojado.



Tu respiración es el acoso.
Se me(n)te en mí y ramifica pánicos.
Por las venas pasa y come mis pulsiones.
Parpadeo y algo dice: para.
El tornado de imágenes juega a la memoria titilante.
Ahora escribo y me inmuniza
pero volverá y estará allí, acechando.
Parpadeo y algo dice: para.
La inmensa maquinaria del miedo
es también una partícula de luz desvaneciéndose.
Parpadeo.
Devoraré la flor dormida que se abre en mis ojos..
Abrazaré tu imagen en el dolor
y fundiré con ella el horizonte.
Hay amor para mí y saldré a él.
Será el cielo en la selva.
No necesito sombras
mis demonios serán otros, ya no éste.
Hay amor para mí,
puesto que soy esto.    No más.

miércoles, 29 de mayo de 2013

En un pueblo muy ventoso y revuelto, vivía un tipo.
Pero este tipo no era como cualquiera: Si, es cierto, le gustaban muchas cosas "cualquieras". Como los partidos de fútbol, las pastas con salsa y la lluvia. Tenía algo muy peculiar, muy difícil de asimilar: Este tipo disfrutaba mucho matando pajaritos.
Sabía que era atroz y desagradable, pero no podía contener la ola de felicidad que subía por su estómago hasta su cabeza al momento de matar a uno de esos animales. Tampoco es que los mataba de maneras cruentas y sanguinarias, solo con una honda. Como se estila en ciertas infancias un poco perturbadas.
Llegaba a matar hasta 20,30 bichos por día. Recorría sin cansancio las plazas de la ciudad, los parques y ciertas veredas privadas de la mirada crítica de los demás. Nadie sabía de esta extraña conducta, ni siquiera sus más allegados. Por eso, cuando sentía la necesidad irrefrenable de salir a acabar con un par de seres alados, inventaba cualquier excusa para salirse del lugar donde estuviese.
Un tarde de inverno, como de costumbre, salió de cacería.
Caminó durante hora y media hasta llegar al punto que buscaba: Una plazoleta abandonada en las afueras de la ciudad, con una inmensa cantidad de árboles. En uno de sus recorridos vió como ese lugar se llenaba de pájaros específicamente cuando atardecía.
Sigilosamente, se acercó a un banco a unos 50 metros de la arboleda. Se sentó allí a planear su accionar. Punteó un detalle mental de la disposición de las ramas y la cantidad de pajaritos en cada una de ellas. Se fijó especialmente en aquellas donde estuviesen mejor distribuidos en el espacio.
Luego del apunte, no pudo contener relamerse antes de comenzar: A sus ojos, un espectáculo bellísimo estaba por acontecer.
Y así, sin previo aviso y con un ágil manejo de su honda, comenzó a tirarle cantidad de piedras a la rama más cercana, la primera en la lista.
Mató a 3 con la rapidez de un samurai, era un maestro del asesinato. El resto de los pájaros voló frenéticamente hacia otros árboles o directamente fuera de la plaza. Mató a dos más acertándoles en pleno vuelo y ahí, luego de tal prodigiosa destreza, llegó la satisfacción: Sus ojos claros se abrieron tan grande que parecían a punto de caerse de sus respectivos cuencos.
Se paró sobre el banco y comenzó a gritar como un desquiciado: estaba radiante, encendido, su pelo crespo dibujaba llamas en el movimiento de su cuerpo.
No lo notó: 12 pares de ojos se le clavaron en la nuca. Aquella cantidad de energía concentrada no le picó ni un poquito mientras danzaba festejando sus 5 victorias. La avanzada cayó como un puñal: Varios cascotes volaron desde distintas partes de la plaza, como invisibles cañones, en dirección a sus piernas. Era un punto neurálgico: sin eso no podría moverse. Las ráfagas de dolor lo tiraron al piso mientras el desconcierto y el miedo terminaban de apagar su gozo. Las piedras seguían cayendo, rasgando su ropa y lastimándo su piel, mientras intentaba descubrir de donde procedía el ataque. Se multiplicaban las rocas que volaban contra su cuerpo, dejando a su paso oscuros moretones y rajaduras que burbujeaban sangre. Desesperado, intentó refugiarse detrás de un arbusto arrastrándose por el pasto. Cuando empezó a moverse, resistiendo como podía la lluvia de piedrazos, su conciencia se desvaneció como una pitada de tabaco exhalada.
Quedó tirado, desconectado, mientras las piedras caían sin cesar. Cuando los doce pares de ojos vieron que ya no presentaba resistencia se acercaron a el rápidamente y le quitaron la honda: Se la ataron al cuello y jalaron hasta que su tez se volvió morada y coagulosa. El corazón dejó de latir más rápido de lo que creían y la noche terminó de cerrarse sobre las copas de los árboles.
Lo observaron un largo rato preguntándose con miradas cuál sería el destino del cadáver. Ya no les quedaba tiempo para discusiones. Resolvieron dejarlo allí, sin preocuparse por el qué dirán. Al fin y al cabo, ellos nunca se escondían y el sí se alejaba de la mirada de los otros para eliminar a las aves.
Cuando empezó aquél viento nocturno tan común y característico de la zona, los doce pares de ojos tomaron sus formas primeras, batieron las alas y se aventuraron detrás de las casas ajenas al espectáculo.
Sólo quedó de ellos el sonido de sus gargantas y la música que hacen al volar.
Caminaba apurada en dirección al río. Sabía que faltaban sólo un par de callecitas de tierra hasta llegar al puente que conectaba con el pueblo. Hacia años estaba allí, como única vía de conexión entre los campos y la casi inexistente civilización del poblado "Los Tulipanes". Lo cruzaba desde pequeña para ir al colegio y lo cruzó más tarde para alejarse de aquella casa inmensa que la había retenido largos años de su vida. Pero volvió allí, siempre volvía en sueños y pesadillas, para comer tarta de manzanas o para llorar amargamente bajo los nogales que cercaban la estancia. Innumerables pasillos oníricos corría para desaparecer de aquella cárcel con empapelados de flores pasteles. Nunca salía. Cuando abría las pesadas puertas de madera para huir se despertaba en medio de la noche, agitada y bañada en sudor helado, escuchando aún la voz de aquella sombría mansión que la perseguía, como persigue la luna al sol en el tiempo y el espacio.
El río se alzaba como un largo rayón de fibra a través de los campos amarillentos de otoño. El puente allí, madera vieja y carcomida, era una estructura fuerte y antigua que olía a humedad. Se paró en el comienzo para recuperar el aliento y observar el paisaje.
Aquel campo desolado con el río en el medio era el escenario de su vida, y sería también el escenario de una infinitud latente.
Caminó con pasos entrecortados hasta llegar al medio y clavó los ojos en el río que parecía una sábana tranquila y profunda. Tomó el barandal con ambas manos y se quedó un minuto allí, escuchando el sonido del agua correr. Al siguiente minuto su cuerpo ya había atravesado el barandal, y sus pies jugaban en el borde del pequeño trozo de firmeza que le quedaba. Estaba pegada, su espalda y manos ofreciéndole estabilidad contra las tiras de madera. Miró el agua y sucedió: Su reflejo le devolvió la mirada. Allí y solo allí lograba verse entera, tal cual era. Dedicó unos breves instantes a repasar aquel lugar, a retenerlo entre los párpados y grabarlo en su mente. Lo conocía desde siempre, podía visualizar con los ojos cerrados la disposición de aquel espacio pero necesitaba una última vez sentirlo en la mirada. Volvió a mirarse en el reflejo y éste pareció apremiarla: No lo hizo esperar más.
Su cuerpo cayó y fue la imagen de una pared colapsando. En aquel pequeño vuelo de cara al agua creyó sentir como sus huesos se desataban entre sí. Su acuosa otra, su gemela que esperaba flotando abrió los ojos y los brazos como se abre el sol en el horizonte.
Entonces, la mágica transformación comenzó con un enredo de extremidades: de brazos y piernas envolviéndose en una danza burbujeante. Las piernas lentamente se volvieron escamas violáceas y los brazos se aquietaron en las cinturas. Los dos pares de ojos se encontraron a pocos centímetros bajo la superficie, uniéndose en un dulce instante de serenidad.
Ellas, finalmente encontradas, finalmente unidas, se lanzaron a nadar rápidamente dejando atrás las maderas del puente.


martes, 21 de mayo de 2013


Jóvenes con inquietudes
estampitas con oraciones de dudoso autor
metiéndole la lengua, besuqueando a un dios hecho pin
en la solapa de un saco del abuelo.

"Canto sólo para saber que estoy vivo"



La habitación parece inmensa cuando no hay nada que ver.
Pero
la lleno con palabras
y la hago pantalla de lo que quiero
es ahora mi pizarra imaginaria
mi hoja borrador de garganta

la luz de la ventana es como un ánima inflando la claridad
 y los colchones de historias son como abrazos:
es una casa

un descampado lleno de dientes de león y yuyos
el cordón de una vereda
lo alto de una antena
es un ala y un yunque
las muñecas de un policía
el picaporte de una puerta que conduce a cierto pasillo frío
el croar de una rana

sólo tengo frases
salen siendo sonidos
como diatribas y caricias
cantos llenos de humo azul
y quiebres de cadera.
Metálico reflejo y
aguamarina totalidad
de mí.
Sólo tengo lo que me pusieron a prueba
lo que dudaron
lo que castigaron y ensalzaron
lo que ignoraron
es como una poderosa peste, como un minuto eterno de tortura

como la música que hacen las cosas que se elevan.

jueves, 16 de mayo de 2013

Ejercitarse
la lengua
el diafragma
las uñas
las petunias
te comés las flores yo te miro sorprendida
te comés las flores y no entiendo
por qué no me puedo comer las letras
hoja por hoja chuparles el néctar amarillo que mancha las camisas
saborearte canciones que hablen de tus tetas con gusto a chocolate

Una vez estuve cerca del mar
era una mirada asesina, cargada como una pistola llena de deseos y cavilaciones
Después me caí de nuevo en ese pozo en la playa de Pehuen Có
Pero esta vez no hubieron brazos peludos de hombre que me saquen
y me lleven con mamá y papá que nunca se dieron cuenta del todo
de nada.
Yo creía que era un milagro ese momento de absolución
pero repito y repito y repito la caída la falta el agua la sal el llanto el mar
Estaré ahogada, rasguñando la arena
esperándote.

martes, 14 de mayo de 2013

Lea el siguiente fragmento y conteste:

"Era sábado, día de compras. El sol se relamía en los pastos y en las copas de los árboles mientras cruzábamos las plazas lógicamente planeadas cada seis cuadras. La ciudad era un murmullo de humitos y paseantes con sus perros. Parecía yo la nena autista del grupo: sumida en un cuaderno, escribiendo mientras caminaba, patéticamente embutida en un jardinero con rayas rojas y un estadío de sonambulismo soso"

1) ¿Es usted victima del sonambulismo? ¿Cree que es un mal que aqueja a nuestra sociedad moderna?
2) Opine sobre el concepto de "soso" expresado en el texto. ¿Puede el jardinero a rayas rojas tener influencia en esta afirmación?
3) Pregúntese ¿Debería preguntarme algo?
4) ¿Alguna vez sintió al sol relamerse en su cuerpo? ¿Cree que la expresión es correcta?
5) ¿Por qué se describe a sí misma como algo patético? ¿Por qué no?
6) Escriba un texto de 1000 caracteres donde exprese todo lo que se permita. Puede tocar diversos temas y referirse a experiencias personales, o generar algo veraz, sin necesidad de ser verídico. Las letras condenan y liberan al hombre al mismo tiempo. Lo bello del acto es poder sentir en cada palabra, la lucha constante; la puja aguerrida y sentimental entre criatura y literatura. Piense en la necesidad imperiosa de comunicar que lleva dentro. Recuerde aquellos momentos que merecen ser relatados: defórmelos, reinvéntelos, ejerza sobre ellos total control y ningún tipo de piedad. Castíguelos por insolentes, echelos por mar y tierra, sepúltelos en el fondo de su garganta hasta que tomen la forma de su voz: Pura, imprescindible, real. Piense que son sus únicas armas y utilícelas intensamente. Mienta con tenacidad, explique con mares argumentativos, hable sobre su ignorancia como si fuese un erudito en el tema. Tome las alas del discurso y váyase de una buena vez a la reputa madre que lo parió. Le prometemos que no será extrañado. Prométase a sí mismo volar. Sea una cosa nueva, o mejor aún; sea lo que siempre fue allí, donde nadie más lo podía ver.

sábado, 11 de mayo de 2013

Necesito un mundo.
no hay nada más vacío que una noche
que no tiene siquiera triviales tristezas.
un pedazo de pan en la mesa, una botella de vino picado
lluvias inesperadas, cero planes de qué hacer
no hay compañías naturales ni humanas
más que uno mismo y quizá algo que le inspire amor en el hogar.
escuchas su música allí, seguro, tranquilo
pero quisieras encontrarla más allá
quisieras encontrarla en otros ojos y con otras bocas
de formas frutales y abominables también
no sucede nada más que el griterío sonzo en una esquina
ni siquiera las plazas ceden un lugarcito para el pucho solitario
la pequeña alegría de un plato caliente
o la sonrisa dormida de lo cotidiano.

Leo esto y no parece haber más
Mi voz no suena mía entre tanto humo de coches y charlas al pasar
comentando la buena media
Yo busco pero es como si mi cuerpo no se moviera
pero creo buscar en algún lugar, allí o aquí
el momento, el teatro, la agonía dulce y profunda.
Dura hasta los huesos de consistente y precisa.
Las calles son una eterna persecución en un auto negro
donde el tiempo está dibujado como en las historietas
con páginas oscurecidas y con textura débil
como de papel prensa.
La escena remite ahora a la clásica toma
de un policial negro, la pipa lanza un humo demasiado hermoso
para ser evadido.
Llega el sonido de las máquinas y la gravedad de los diálogos, para volver de un golpe de adrenalina al estupefacto remanso, libre de todo y más aún
muriendo por recibir.
¿Por qué ninguna mentira es cómoda?¿Por qué la realidad simplemente no aparece?
Si uno tiene los ojos abiertos, ¿Los cierra? ¿Los abre?
Perdí algo en un momento que recuerdo perfectamente.
Pero, ¿qué era? ¿Era la esperanza? ¿La inocencia? ¿Qué buscaba yo ese día de inundación?
A mi lado crecen rosas que una inocencia se come.
Disfruta algo a pesar de los hachazos, de las represiones
Algo así de vano y estúpido
pero enteramente suyo
saborea y mueve las pestañas en ese momento sublime
todo su cuerpo grita lugar
grita raíz, aún cuando se mueva sin buscar absolutamente nada.
Pero no soy yo, no hay aquí
más que preguntas que nunca se hicieron
y traumas hematomas de mi insensibilidad.