viernes, 13 de septiembre de 2013

La palabra espera.
Su magia encapsulada titila desde las farolas del parque.

Aguarda.
Se oculta en el vuelo de una falda.
En un vaso de plástico con olor a café amargo.
En los stíckers de las paradas de colectivo.

La palabra sabe cuándo.
Siempre conoce el momento justo
para romper tu ropa y agujerearte entero.

Y así como ella mantiene el ritual
de tiempo y paciencia
de instante congelado,

Así nosotros.
Así vos, esperando la gota de claridad.
Así él, esperando la nube y la marea.
Así ella, que fuma en silencio.

Así yo, espero.

(Dios le propone espera
a la que muere en ansiedad)

También seré relato.


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