domingo, 28 de junio de 2015

alerta constante

Las muelas apretadas
los hombros duros, rígidos
todo el cuerpo tenso
¿Sin
decir
lo que quiere?
Diciéndolo, a golpe y porrazo
a dolor en la mandíbula
a sensación de alerta
constante
hiriente
no queriendo estar solo
conmigo
en la misma habitación.
Sensación conocida,
cuerpito, almita mía...
no te doy lo que queremos,
lo que necesitamos
ahora
y siempre.
Solo te doy estas intensas
ganas de explotar(nos)
de abandonar(nos)
de salir corriendo
hacia la vida que deseamos
y no la que nos dictan
el miedo y la autoridad
o lo "correcto" o los demás.
Tantas ganas de estallar...
reprimidas
en los hombros duros, rígidos,
todo el cuerpo tenso
esperando que finalmente
decida(mos)
desterrar los mandatos
y florecer el corazón.

viernes, 26 de junio de 2015

Sal

Qué se puede hacer con tanta tristeza.

En esta noche larga,
sin refugios,
mientras el agua salada me invade,
pregunto:
qué se puede hacer.

Yo miro los ojos de los que amo
los amo con un amor cada vez más profundo
oceánico
y los veo inundarse
de agua salada
de llanto, de mar.

Los veo luchar contra las corrientes del miedo
de la desesperanza
de la indenfesión
y lloro:
alzo los ojos al cielo y me pregunto
qué se puede hacer, dios
con tanta tristeza.

Acaricio sus cuerpos magullados
golpeados contra las rocas
contra las dudas
veo mi sangre en sus heridas
y me pregunto
qué se puede hacer.

Yo conozco sus pieles
sus sueños
sus sonrisas
cálidas como un sol
que nunca se esconde

Yo los he visto brillar
con una luz rabiosa
que compite con miles de luciérnagas
en una noche clara
pero qué se puede hacer

Golpeo las paredes
aullando herida
y pregunto todos los por qués
de una vez
rasguñando el piso

Clamo por la visión
de la calma
por unos minutos de paz
genuina paz, sin trampas
para nuestras almas.

Todo lo que tengo es este amor
y el agua salada
entrando por la puerta
ahogándonos,
congelándonos.

qué se puede hacer con tanta tristeza.



2 lts y 1/2

Ríos, inmensos ríos caudalosos. Ríos dulces y sonoros, juguetones. Rápidas correntadas golpeando contra las piedras, contra los bordes.

Mares. Mares infinitos, alunados. Espuma gris pegotéandose a la arena, dejando huellas que mueren al rato de ser abandonadas.

Querés beberte esos mares, beberlos enteros, olvidar la sal. Beber el río verdoso y el agua cristalina.

Beber porque tu cuerpo necesita sentir la saciedad. Beber tales magnitudes, sin preguntas, sólo instinto.

Saborearlo todo. No dejar ni una gota, ni una lágrima rodando por alguna roca que ignora la sed.

Nada. Toda esa agua en tu cuerpo, fluyéndote, destruyendo a su paso los canales, los diques de contención, los puentes, las edificaciones.

Desmoronando toda estructura, toda necesidad de quietud, de solidez. Como si el agua no fuese el elemento más sólido de todos, sólida en su impronta avasallante, en su forma de escabullirse, entrometerse en los recovecos, los resquicios.

La soberana de las cosas. La única. Con su seca y jadeante contrapartida: La sed. En esa eterna persecución, esa disputa. En esa contienda feroz e intrincada.

Zambullirse, abandonarse. Vibrar con la excitación del cuerpo dejado al quehacer de las corrientes.
 Sólo así se nada la sed, la arena en el alma que parece correr como el agua pero obstruye en forma de rigidez.

Sólo así acabarás con la quemazón de la tristeza, que
enciende todo tu ser.

martes, 23 de junio de 2015

(menos) energía

Cansancio
-energía
otra vez
más.

eso.

Que te envenena
que te explota
que te camina
y come
por dentro
con púas
con gritos
con viento.

eso. sí.

Hastío
repetitivo
reptando
con sigilo
por tu sangre
aburriéndote
deprimiéndote
desarmándote
cajoneándote.

eso. te. desgana.

cuánto más
lo vas a dejar
gastarte
los talones
morderte
los pezones
hacerte chillar
de rabia
y culpa
y trauma
y pena
la mierda
esa
no es tuya
ni de ella
vos sabés
ni de él
ahí va de nuevo
sacála
valentía
qué más
te queda
por
ceder.

Cansancio
-energía
eso,
sí.
 

lunes, 22 de junio de 2015

Parche

Frescura.
Un río de jugo de naranja corre bajo mi piel.
Siento su oleaje estrellarse en mis huesos.
Mi boca tiene frutillas por labios
que emanan almíbar rojizo
y fríos gajos de mandarina juegan entre mis cejas.
Un kiwi por ombligo corona el festín.

Liviandad.
El sol y la luna se abrazan con tiempo
anudándose lento entre mis piernas y pies.
Corro y me brotan alas
mientras beso las ramas adornadas con flores
que van a amanecer.

Respiro y toda vida
respira
me acompaso a su ritmo
la cadencia es lumínica.
No muy lejos suenan
las voces de los grillos,
convirtiendo en música
el aire que acabamos de absorver.

Es que te miro y vos también
sos de aire, de agua y fruta
de deliciosa y etérea escencia.
Nunca creímos llegar acá
nunca creímos sentirnos así
y por nuestros poros sale el asombro
que nos ilumina la cara
las caderas
las muñecas.

En cierto momento del ritual
tu boca se acerca a mi oído
y susurra, con una dulzura imborrable:
"Gracias a la vida que me ha dado piel
para emparcharme las heridas
y seguir danzando"

domingo, 21 de junio de 2015

niñaeternas

Me llegan gentes. Me adentran hondo. Las veo y siento que están viviendo en territorios oníricos: paisajes violetas de acuosa resonancia, de frío dulce en la cara y arriba, el sol.
Veo sus pies moverse -delicados pájaros brillantes-, elegantes como en una danza o en un ring, ¡furiosas aves saltarinas!, o quizá más bien son una foto todo color de sus almas viajeras, niñaeternas almas llenas de discos, y asfaltos crackeados por plantas.
A mi, al menos, solitaria observadora reportándose desde alguna noche sin dormir y sin reír, me reconfortan. Despojada ya de todo malverso, de cualquier deseo ruinoso...me calman.
De verdad percibo los sueños como fotos en sus ojos llenos de remos y ríos cruzados. Ojos con candados rotos, sin llaves ni guardias, para el mundo.
Y sonrío. Desde mi jaula hecha nido, construida con ramitas de miedo y olvido (malvivido...malherido...) sonrío.
 Me hacen, y lo digo, menos muralla y más salto.
Más deseo en mi piel de llanto.
Más luna llena en mi danza  y canto.
Menos pregunta estéril y más relato,
más cuento para niños que no arden contra la gente.
Más cuento para ellos, que no temen a la muerte.