martes, 29 de noviembre de 2016

Nadie salva


Nada me salva.
No me salvan los jacarandás
las nubes esponjosas que sopla el viento
los museos
los días de sol y piel desnuda
los charcos.
Un naipe sucio tirado en una esquina
no es una señal
como tampoco, hoy
el oscurecer de la luna
nada me salva.

Nadie me salva.
No me salva una niña hamacándose en una plaza
no me salva el kioskero que me da el vuelto en caramelos
no me salva el profesor, ni la secretaria
no me salva quien me ama
quien me extraña
ni siquiera quien me odia
Nadie me salva.

Nadie me va a resolver nada
ni ayer
ni hoy
ni mañana
tampoco cuando todo marche bien
y parezca que me sonríen todas la chicas que caminan por la cuadra
No, nadie me va a resolver nada
aunque ande de buena racha.

No me salvaron los ojos de aquel pibe en bicicleta
esa tarde ligera
cuando el mundo era un lugar interesante
y yo me veía parecida a esa mujer que soñaba

No me salvarían hoy
que soy este nido vacío
con tierra muerta que no apaña
a las semillas o a los bichos
tierra seca hecha de hastío
de mi propio miedo
de silencio y frio

No me salvaron mis amigas
Mi vieja nunca supo de qué salvarme
No me salva el amor ni la carcajada
ni el sexo ni el alcohol
ni los brazos de mi hermana

si supiera rezar le pediría
a todas las diosas que me miran
que me salven de esperar a que me salven
y que lo más pronto posible
me enseñen a matar
y me regalen un hacha.






lunes, 31 de octubre de 2016

ni un segundo

Es así
Estoy estallada, sola, prendida fuego
Muerta de hambre en el desierto
No quiero nada de tanto querer tanto y lo poco que pedía perdió sentido en el incendio
De repente todo es difícil
Comer, caminar, hablar, tocarse, amar
Amar amar amar
Y la piel se me contrae
Y los ojos se me oscurecen
Y hay un grito ronco naciendo desde la boca del estómago
Lleno de viento y de sangre
Pero no sé qué quiero gritar

Entonces no grito.
Me duelen las tetas
Bailo enloquecida contra todos los monstruos de la noche
Como no alcanza me hundo en la noche, me sumerjo, tomo su forma. Busco soñarla. Nada.
Una piba muy linda y muy lejana me aconsejó anotar los sueños y sobre todo
bancarse no entender un carajo.
Yo tengo ganas de invitarla a dormir pero me quedé sin lengua para lamerla y desde entonces
todo tiene gusto a que me falta un pedazo.

-Disculpame la redundancia y la lejanía y el corazón gélido lleno de matorrales que gritan y se agitan y el nudo de agua en la garganta y el no ser más que un adentro desde que te caíste en mí-

A veces no sé contra qué peleo cuando termino sola llorando lágrimas más saladas que el gusto que me falta cuando me toca alguien que no sos vos

A veces no me banco la espesura de este yeite
Y no te soporto
y menos a ella (ni chance)
mucho menos a el, que es más insistente que la mierda y me busca hasta que me saca las tripas.
Pero al pedo porque las tripas ya rugen por vos
ya estoy al horno ya me tiré al agua ya casi que me ahogo y es "matarse y quererse matar / matarse y quererse" como canta Sara He.

A veces no sé que me pasa cuando pienso que hasta ayer era una piba estructuralmente simple bastante barroca -sí- pero todo legal todo llanura no había tanto mambo

Y hoy soy un nido de plumas azules
Mil serpientes que se tocan
Una puerta pesada de madera podrida
El umbral del abismo
Una pregunta en otro idioma
La efervescencia de la ira
Las dagas de dos ojos lastimados
Un estanque más profundo que el sueño
Unas ganas contenidas de,
de...

¿A qué voy con todo esto?
Todas queremos que sea más facil
Todas queremos que duela menos
Que sea más limpio, más claro
Que tenga mejor tiempo
Que no nos arroje contra las piedras una oleada enorme de
Vos.
Pero qué vamos a hacerle.
Somos el huracán.
Nos desangramos
Nos arde el cuero y chillamos de dolor
Nos quema, siempre nos quema
Y siempre es un fuego que está del otro lado del frasco.

miércoles, 12 de octubre de 2016

anecdotario romano parte i



La estoy idealizando

La hoja que cae
no es la mirada de una mujer
que me sonríe
ni su boca tenue, abierta
que se me derrama.
Es la hoja que cae.
Es la
hoja
que
cae.

martes, 5 de julio de 2016

No hay dónde regresar

Tu hermosa,
delicada sensibilidad,
de flores y desierto
Aída.
La lengua y el aire
danzan tu nombre
Levitan en tu cielo
Aída.
cómo no buscar tu boca río fresco
bajo la sierra
Cómo no sonreír tu risa
mujer que camina
adornada de guerra.
Aída...Aída...
Allí donde la luz se hace melodía
Aída...Aída.
Dame el viento huracanado
de tu pasión
como un cuchillo,
una diatriba.

domingo, 5 de junio de 2016

Soy vulnerable

me arde la cara y me enojo y puteo y sufro en silencio la violencia de lo que digo y me arrepiento y me inclino me enrosco me reprimo y me destruyo me contamino me lloro entera y después me miro y me limpio la cara y sonrío y puteo y respiro la brisa y luego me animo parece que ahí sale y mando y dirijo me siento una reina me disfruto y me mimo pero viene la culpa la envidia la mentira y yo atornillo e investigo y existe en mi un asesino todo en el mundo me pesa toda la gente me asfixia y ahí me caen las fichas lo pequeño y lo fino lo sucio y lo vivo y ahi me deprimo y me mareo y me arde la cara y me enojo y puteo y sufro en silencio la violencia de lo que digo...


miércoles, 4 de mayo de 2016

No me quiero poner en pajera

Con cinco minutos
de tus ojos de lirio
podríamos recrear
el primer fuego que vio
el humano
y recordar sí, -volver-a-pasar-por-el-alma-
la sensación de inmensidad galáctica y de pequeñez microscópica
que nos habita constantemente
como en una lucha de gladiadores
cuando lo miramos crepitar y después
clavamos los ojos en el infinito
de puntos blancos explotando
arriba en el aire.

y de yapa matarnos a besos
¿no?

casi siempre a las 22 horas


Hay entidades en la noche
cosas que no son
que se aparecen en mí
como ráfagas de miedo
mientras prendo un pucho
parada en la esquina
mirando el tren pasar
y yo me pregunto
¿cómo coexisten
las sombras y vos?
¿cómo habitamos los tres
este mundo lleno de hambre
y vergüenza?
y ahí si que me perdí por completo:
arranco con la tararira de la guerra y el miedo y la violencia
y el poder y la subordinación y la presión y cómo salir, cómo salir de eso
la re yuta que lo parió.
y después de un rato de dolor aparece la vida
me pone un disco, se abre en una flor
en una sonrisa compañera
me destapan un vino y me abrazan
y me dicen que no hay nada más que todo, y todo no es más que nada
se pone re budista la cosa
yo me sacudo el estupor
no les doy tanta bola
y me pregunto de nuevo
¿cómo puede ser que existas vos
en esta procesión?
la virgen de las delicias
la narración inconcebible de lo extraordinario
vestida en turquesas y violetas, sonriendo, con cadenas en los ojos
dorada brillantina que te adorna el pelo
como si aún pudieses ser más hermosa
diosa del mar y de la guerra
de la poesía y los bondis vacíos
de los muertos que se nos cagan de risa en la cara
y nos dicen la verdad más hermosa
y profunda
que la literatura haya soñado jamás
y me acuerdo que le dije a un tipo
que la belleza estaba sobrevalorada, que nos hacía mierda
que era todo falso, el ideal que nos venden de lindo
y el se me reía y me decía "andá, reina cereza" y por dentro mío
algo enloquecía, enloquecía.



martes, 3 de mayo de 2016

Calle 63

Ahí, estaban, como de otra galaxia. De cuero, un poco sucios, aproximadamente un talle 42. A simple vista impecables, formales, para usar con un traje y hacerse el James Bond. De cerca, se apreciaba que eran de pares diferentes. Casi algo normal: la basura de alguien, una caridad para los descalzos, un olvido o descuido. Pero no, dos pequeños y sanos helechos ocupaban los zapatos a falta de pies. No se les movía ni una hojita frente al concepto de calzado, ellos estaban ahí lo más campantes, indiferentes a nuestra angustiosa necesidad de significados.
¿Serían un regalo? Estaban en una puerta, como esperando a alguien o invitando a entrar; un mensaje en clave para lxs curiosxs insaciables, para lxs "Harriet la espía" del nuevo siglo. 
Una alarma de los dioses para lxs que creen en el más acá. Un suspiro de sonidos y sabores, convocando a las pequeñas artes de la hechicería cotidiana. A la poesía mágica de lxs tristes caminantes con cansancio o espanto o milagro para lxs que el mundo se detiene en un portal con zapatos-maceta. 
Es que, seriamente: ¿Qué otra cosa son unos helechos calzados, sino una convocatoria urgente a soñar?

***

Pedimos una birra en el kiosquito y nos hicimos los intelectuales discutiendo pelotudeces. Nos sentamos en la diagonal a seguir la manijeada. Me hizo enojar tu soberbia, te reíste de mí. Me calenté tanto que pensé en levantarme e irme. No sé en qué momento eso se transformó en algo sexual. Nos besamos casi con violencia, como si fuese una manera de seguir discutiendo y peleándonos por tener razón. Reíste nuevamente, pícaro y con los ojos llenos de diablura. Me calenté aún más, te dije que eras un pelotudo. Lo que me gustaba de vos también me molestaba. Al poco tiempo, sólo quedó la molestia.

***
Un seis de picas uolvidado al lado del cordón. Un sinfín de posibilidades frágiles tiradas en la calle que da a la plazoleta. Algo tuvo que significar, de lo contrario ¿para qué molestarse?
Un seis de picas diciendo algo en lenguaje extranjero. Buscando unas manos extrañadas que lo levantaran del piso y lo cargaran de fábulas y misterios. Un mensajero de los confines, trovador de otras galaxias con poesía de buenas nuevas.
Del otro lado de las manos extrañadas, un cuerpo. Y activando éste, una mente nativa digital con acceso a dios a un click de distancia.

Comprar la yerba. Terminar de silbar la canción. Sacar las llaves del bolsillo. Abrir la puerta. Correr al perro de la silla. Prender el monitor. Teclear “qué significa el seis de picas” en el buscador. Dejar para lo último las respuestas de Yahoo. Abrir páginas de sitios que parecen legítimos: “astrologíaesotérica”; “tuguíainterior”; “elblogdelyosiendo” (ese quizá no tanto). Abrir en nueva pestaña unas 10 veces. Leer todo. Encontrar respuestas contradictorias. Agrupar similitudes. Clasificarlas. Hacer una estadística. Ponderar una respuesta. Darse cuenta que es bastante de mierda. Desconfiar. Sentir con intensidad lo pelotudo de desconfiar sólo porque el resultado es adverso. Responderse que de última todo es bastante pelotudo. Levantarse de la silla. Acariciar al perro al pasar. Poner la pava. Sentarse a esperar. Ponerle yerba al mate. Reflexionar.


Un seis de picas olvidado al cruzar la calle. ¿Nadie más vió la señal? ¿Es que la curiosidad nos esquiva? Un naipe tirado como botella al mar en este día de otoño en la ciudad. Un fósforo prendido entre lo oscuro de los cables de Fibertel. Una flor de verdad oculta entre ramos de plástico. Un secreto desnudo esperando bocas que lo cuenten. Más allá de charlatanes y tecnología. Más acá de la intuición y la contemplación. Desparramado en la calle, para que lo veas. Y para que por un rato, crees, y creas.

lunes, 4 de abril de 2016

Reflexiones de bondi

¿Será la muerte así de sensible?

Caer
como una hoja
en mediodía de otoño
melancólica
en cámara lenta
con ojos blandos
y brazos en círculo

¿Será la muerte así de profunda?

Cada mes muere en mí
la noción de las certezas
la mugre del alma
a veces, algún amor

la sangre brota
como cae la luz del sol
entre las ramas de los
árboles
la vida se contrae
y los autos siguen pasando

yo miro desde mi cápsula

                                  mi abrazo interior

                                                       los autos, la sangre, el sol.



¿Será la muerte así de despierta?